Crónica Festival de Sitges 2024 (I) – Metacines, solvencia asiática y bucles temporales

Es siempre ilusionante enfrentarse un año más a la inabarcable programación del festival de Sitges. De nuevo, más de 300 películas ocupan su programación y resulta difícil encajar todo lo que se tiene ganas de ver y que hay que sacrificar para priorizar el pase de otra; o incluso, el propia descanso de uno. En una edición con propuestas atractivas y la opción de ver algunas de las mejores películas de la próxima temporada y del año en festivales; esta edición llega sin el gran caché estelar de otras ediciones e la presencia de talents y de películas que llamen la atención a los aún no conversos. Pero siempre estamos abiertos a propuestas que nos sorprendan y hagan de esta edición una que no olvidemos.

En el primer día de festival nos encontramos con dos de los elementos ya familiares dentro del festival; las grandes producciones asiáticas y uno de los directores fetiche por excelencia del festival, Quentin Dupieux. En ambas opciones pisemos la sala con garantías y seguridad de lo que se iba a ver.

Empezando por Dupieux, que inauguró Cannes con la película que ahora nos incumbe, «The Second Act», el parisino nos ofrece uno de los ejercicios más lúcidos, afinados y extraños de su filmografía. Una película que apela directamente al espectador, disculpándose sus personajes de sus salidas de tono que reflexionan sobre temas tan pertinentes en el cine y la vida de hoy en día como la cultura de la cancelación o la Inteligencia Artificial en un continuo salto entre un guion que están representando y su propia realidad (dentro de la propia ficción total que supone una película, evidentemente).

De nuevo, Dupieux deja ideas de enorme absurdez, gags que te sacan la risa y el aplauso; en una propuesta que reivindica la labor y pasión por hacer cine y el arte de los propios actores, en ese continuo juego entre si el arte es relevante o es una irrelevancia, un escapismo de gente egocéntrica o que no sabe hacer otra cosa en un mundo cada vez más oscuro y teñido de incertidumbre. Cabe destacar además su estelar cuarteto de actores (Louis Garrel, Léa Seydoux, Vincent Lindon y Raphaël Quenard) entregados totalmente a este juego de máscaras entre la vida y la representación que, tal y como su título indica, nos deja sin introducción y sin desenlace; en una secuencia final extraña, anticlimática y llena de significación.

El otro valor seguro de cada edición del festival es su selección de cine asiático. Ya en la primera jornada dimos con dos de la superproducciones con mayor solera que vienen del continente asiático. La primera, «I, The Executioner» supone la secuela de «Veteran» (2015), la película más taquillera de Corea del Sur de aquel año, y en el que regresan su director (un habitual del festival) Ryoo Seung-wan y sus protagonistas, con Hwang Jung-min encarnando a Do-cheol (Hwang Jung-min), un policía con métodos que rozan la ilegalidad enfrentándose en esta secuela a un asesino en serie que deja en histeria social a toda una ciudad.

Sin haber visto su primera entrega, «I, The Executioner» se permite ser más reflexiva que su antecesora al explorar temas como el peligro del populismo, la desinformación y los juicios sociales que ponen en jaque estructuras sociales que fundamentan nuestro orden social dentro de su construcción de espectáculo policíaco ligero con toques de humor y set pieces de acción más que trabajadas. Todo ello supone un lucimiento de eficiencia como cineasta para Seung-wan, un director que desde el tono de sus historias y su fantástico uso del Scope panorámico le asemejan a ese cine escapista y popular que tanto brilló en el Hollywood de los noventa y finales de los ochenta; recuperando en parte el espíritu de artesanos como John McTiernan o Richard Donner dentro de un envoltorio que pretende reflejar también temas de enorme actualidad, con incluso una secuencia que claramente bebe de la magistral «El caballero oscuro» en su dicotomía sobre la justicia.

Para los curtidos en el cine surcoreano probablemente no aporta nada nuevo; e ideológicamente sigue siendo bastante conservadora. Pero la eficiencia de un director que se ha convertido en la gallina de los huevos de oro de la taquilla surcoreana (ya brilló comercialmente con «The Battleship Island» y «Smugglers») y en especial esos aires que apelan a un cine de acción y policíaco ya perdido hacen que sea un espectáculo poder vivir estas cintas en una pantalla grande.

Otro nombre recurrente en el festival, Soi Cheang («Limbo») firma una de las películas más ambiciosas del cine reciente hongkonés ya que se encarga de adaptar la popularísima novela gráfica de Li Jun. «Twilight of the Warriors: Walled in» nos ofrece una revisión en clave fantástica de la Hong Kong de los ochenta, y de una ciudad amurallada que se encontraba fuera de las designaciones coloniales británicas. Un lugar en el que los clanes y triadas se repartían la ciudad en continuos enfrentamientos y al que llega un emigrante ilegal que escapando de las garras de Mr. Big acaba protegido por el líder conocido como Ciclón, líder de la Ciudadela y en la que deberán prepararse para una futura invasión por parte del clan de Mr. Big.

Cheang nos regala un espectáculo que se mueve entre el cine de mafias, las venganzas shakesperianas y los géneros que fundamentaron la época dorada del cine hongkonés: el cine de artes marciales y la acción «hard boiled». Un cóctel visual explosivo que brilla en sus coreografías y con el que pule algunos de sus lastres dramáticos, algo difusos, dentro de un espectáculo «actioner» con el que Cheang homenajea la gran época del cine hongkonés recuperando aquellas esencias para el público de hoy; contando con veteranas caras como las de Louis Koo y Sammo Hung.

Algo más olvidable resulta la japonesa «Confession», del debutante Nobuhiro Yamashita, una película de aires teatralas al encerrar a sus dos personajes en una fría cabaña a la espera de un equipo de rescate tras verse atrapados por una fuerte tormenta en un viaje anual en el que homenajean la muerte de una amiga. La confesión de uno al otro antes de encontrar refugio, emponzoñará esa convivencia en la cabaña creándose un perturbador y violento juego del gato y el ratón.

«Confession» lo confía todo a su premisa inicial y acaba cayendo por sus propios fueros; aún siendo de breve duración (unos 75 minutos), la película resulta alargada a causa de su reiteración de situaciones y juegos; sin que su argumento inicial se desarrolle más allá de locos giros que acaben de cerrarlo todo en su tramo final y que busca exponer la zona más roñosa de la amistad y de la culpabilidad en una premisa que en su comienzo bien sabe alimentarse de Edgar Allan Poe y de toques de «body horror» y terror japonés.

Una agradable sorpresa fue la que nos dejó la ópera prima de la estadounidense Shannon Triplett, «Desert Road». Una película en la que una joven aspirante a fotógrafa, insegura aún de su futuro, se dirige en carretera a casa de su madre en California; pero un accidente con el coche la dejará atrapada en pleno desierto con tan solo una gasolinera casi incomunicada como único lugar cercano. Pronto, la joven se da cuenta de que los espacios se repiten y que parece encontrarse en un extraño bucle temporal del que no puede salir.

«Desert Road» brilla en su modestia; sin ser nada del otro mundo en su aspecto técnico. Triplett lo apoya todo a un guion solvente que sabe resultar sólido, orgánico y lógico dentro de su juego con los viajes temporales y en que sabe beber de las habituales películas que ya han tratado estos temas retroalimentándose de ellas conjugando una identidad propia; que va desde los ejercicios intelectuales de la dupla Benson/Moorhead («El infinito») hasta clásicos como «Qué bello es vivir» tamizado por pequeños toques de película de supervivencia en la que su protagonista acaba por asumir un mensaje y un aprendizaje. Una película sólida y eficiente que completa su buen hacer con el trabajo de su reparto, en el que contamos con agradables veteranos como Beau Bridges y Frances Fisher y su joven protagonista, Kristine Froseth.

Valoraciones finales:

The Second Act (****) – Oficial Fantàstic

I, The Executioner (***) – Òrbita

Twilight of the Warriors: Walled in (****) – Oficial Fantàstic

Confession (**) – Òrbita

Desert Road (****) – Oficial Fantàstic

Jose Asensio

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