Guillermo del Toro: Una mente monstruosa
Navegamos en la mente de Guillermo del Toro analizando su filmografía y su estilo
La mente de Guillermo del Toro resulta del todo inclasificable. No tenemos claro cómo reproduce en su imaginación simulaciones de esas historias tan increíbles y vistosas que luego filma en sus películas. Tampoco podemos saber el alcance de su imaginario personal. Películas de terror clásicas de la Universal, mitologías populares, novelas góticas… ¿Horace Walpole? ¿Mary Shelley?
Podríamos racionalizar todo el día sobre la raíz de todos esos mundos y paisajes pero aún revisando todas sus referencias, guiños e inspiraciones en sus películas, jamás podremos dejar pasar por alto eso que le hace ser un director único…
Su sensibilidad.
¿Qué es lo que siente Del Toro? Ahora mismo, alegría y nerviosismo, sin duda. Su nueva película, La Forma del Agua es todo un éxito. Gran triunfadora en Venecia y en los Globos de Oro y ahora también favorita en los premios OSCAR, en los que él también es candidato a llevarse la estatuilla a mejor director.
Ese éxito que ahora recibe reside precisamente en ese balance entre un cine fantástico y uno tan personal e íntimo, que jamás reniega de la humanidad en sus personajes. Encontramos esta dualidad en la inocencia de Ofelia en una España castigada por los horrores del franquismo en El Laberinto del Fauno. Al igual que en esos niños huérfanos en El Espinazo del Diablo. Tampoco podemos dejar pasar por alto ese aspecto tan humano que tiene el terrorífico e imponente Hellboy.
Sus historias siempre dejan un lugar para que los sentimientos y la humanidad pueda salir a flote en un mundo lleno de monstruos (que pueden tener mil rostros y formas) No siempre significa eso un feliz desenlace pero, como aquella flor al final de El Laberinto del fauno, siempre dejarán marca allá por donde pasen.
A Guillermo del Toro le gusta decir que su nacionalidad y la cultura de la que ha bebido desde joven es fundamental a la hora de hacer su cine. En la gala de los globos de Oro, sin ir más lejos, respondió con un sencillo “i´m mexican” cuando una periodista le preguntó sobre su balance entre lo bondadoso y lo terrífico en sus trabajos. “Nadie ama más la vida que nosotros porque estamos conscientes de la muerte”
Después de todo, es también una cuestión de empatía con los más débiles. “El género de terror presenta desde sus orígenes una escisión: la visión proestructura, en la que el monstruo, la otredad, se presenta como un agente del más allá que da miedo” decía para Carmen Cocina en una entrevista el pasado mes para El País.
¿Será La Forma del agua, al final, una historia que mira hacia el presente y que nos invite a aceptar a los diferentes? ¿O será una carta de amor hacia un género que evoca pasión y tradición por el séptimo arte? Podemos pensar cientos de cosas sobre ello pero la realidad es, que al igual que al tratar de meternos en su mente, resulta imposible. Así, merece más la pena sentarnos y dejar volar nuestra imaginación siempre de la mano de un Del Toro que sepa apreciar la belleza en lo que se nos enseña.
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