«Un pequeño favor»; Paul Feig ofrece una curiosa y original mezcla de thriller y comedia negra que nos retrotrae a la elegancia y pop del cine de los 60 con dos magníficas protagonistas
Paul Feig vuelca su humor negro dentro de un sofisticado thriller lleno de giros sobre las amistades tóxicas y el mundo de las apariencias
Tras el tan discutido Cazafantasmas femenino, Paul Feig mantiene su interés y pericia por el universo femenino y su dibujo dramático en un atractivo, ingenioso y refrescante thriller que mezcla la comedia negra con gran gracia desde una luminosidad y colores pop que esconde secretos y toxicidad en la apariencia; resultando un femenino neo-noir original y a destacar por su particularidad única dentro del cine mainstream actual.
Dejando de lado la brocha gorda de la comedia que había firmado hasta ahora – sobre todo en la tan influyente y recordada La boda de mi mejor amiga (2011) – Paul Feig vuelca su humor negro (aquí presente en eficaces broches) dentro de un sofisticado thriller lleno de giros sobre las amistades tóxicas y el mundo de apariencias en el que vivimos al que nos adaptamos como pez en el agua.
Son los misterios tras la apariencia el verdadero elemento que nos engancha de este thriller más allá de su típica trama policial con repentina desaparecida; ofreciendo Feig una inusual mezcla de géneros (comedia sofisticada, humor negro y thriller detectivesco) más que brillante y estimable dentro del cine comercial reciente forrado de una perversa y luminosa fotografía llena de elegancia en su vestuario y de colores pop que nos remiten (junto al uso de canciones pop francesas) al cine de los sesenta de Stanley Donen o Blake Edwards y a una versión negra y millennial de Les diaboliques de H. G. Clouzot.
Un misterio construido a partir de sus en apariencia tan contrarias chicas protagonistas; Stephanie (Anna Kendrick) una joven ama de casa viuda que tiene un video-blog sobre trucos de cocina y que se apunta a cualquier actividad en la escuela de su hijo. Y Emily (Blake Lively); una sofisticada y escultural mujer que explota todo su tiempo en su trabajo que le permite llevar una buena vida junto a su guapo esposo (Henry Golding), escritor frustrado, y su hijo. Una amistad inusual y por accidente que se sustenta en confesiones entre Martinis hasta que Emily desaparace tras pedirle el favor de cuidar de su hijo. En esa investigación en la que le ayuda el esposo, Stephanie busca encontrar el paradero de la misteriosa Emily e irá descubriendo cosas de su pasado que nadie sabía.
Un thriller detectivesco juguetón, sofisticado y muy eficaz que más allá de su estilo se sustenta sobre todo en sus dos magníficas protagonistas y unas actrices soberbias en sus papeles; tanto Kendrick como sobre todo, Blake Lively; comiéndose la pantalla con su belleza, magnetismo y carisma de femme fatale cada vez que entra en cuadro, ofreciendo ambas probablemente sus mejores interpretaciones hasta la fecha y que confirma a Feig como un gran director de actores.
Quizás su trama detectivesca y sus giros en su tramo final resultan más descontrolados, efectistas e inverosímiles dentro del conjunto; aunque su negra y chic atmósfera de juguetito sofisticado le perdonan algunas de sus carencias al no dejar de ser en todo momento atrevida y curiosa; convirtiéndose en uno de esos filmes tapados del año que merecerán reivindicación frente a tanta obra maestra y multimillonarios blockbusters hipervitaminados.