«A la sombra de Kennedy»; convencional y telefilmesco biopic que reivindica el papel como político del discreto presidente de USA, Lyndon B. Johnson
Con dos años de retraso llega la conversión de Woody Harrelson en el discreto presidente Lyndon B. Johnson y su reivindicable papel como continuador de las políticas y leyes progresistas de John F. Kennedy
Sin la brillantez y el porrón de títulos míticos que realizó en los años ochenta (Cuenta conmigo, La princesa prometida o Cuando Harry encontró a Sally), Rob Reiner dirige ahora, con una dirección convencional y algo telefilmesca, el biopic del 36º presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson y cómo tuvo que trabajar duro para ganarse al pueblo y adaptarse a las progresistas ideas de los Kennedy y su relación con ellos como vicepresidente del mítico John F. Kennedy.
Un maquillado y comprometido Woody Harrelson se pone en la piel de Lyndon B. Johnson en este biopic convencional que toma como centro dramático el día del asesinato de JFK para a partir de ahí, retrasar de forma paralela la narración hacia el pasado de Johnson. De como pasó de ser un conservador sureño del Partido Demócrata que perdió las primarias frente a Kennedy, a ser el escudero y consejero político del mítico presidente en su progresista paso por la Casa Blanca.
Evitando el aire mítico (en parte) de la familia Kennedy; Reiner y Harrelson saben tejer a un Lyndon B. Johnson carismático, lleno de carácter y un gran trabajador político que paliaba con ello la falta del encanto innato de su antecesor. Un hombre al que el filme ofrece un respetable relato sobre su legado político y que consiguió llevar a cabo en su corto mandato (la Guerra de Vietnam le desgastó) muchas de las leyes sociales y progresos que Kennedy ya había construido. Reivindicándose dentro de un filme convencional y muy poco arriesgado como la virtud del discreto, del oficioso hombre tras la leyenda de uno de los presidentes más mitificados y elogiados de la historia estadounidense.