«Ahora me ves 2», predecible y nada emocionante

Nota:

«Si hay algo en lo que creo, es en el ojo por ojo». Frase que dedica Morgan Freeman constantemente y que encauza el devenir de la trama. Para ponernos en situación, su personaje, Thaddeus Bradley había sido encerrado como una venganza de Dylan Rhodes durante la precuela del mismo nombre. Nada es lo que parece en esta película, aunque, habiendo visto su antecesora, las sorpresas y los acontecimientos son bastante predecibles y la emoción si se ha perdido. Es cierto que la ilusión y los trucos que se crean te hace sentir como un niño viendo a un mago callejero, pero en materia de cine, la trama ha perdido el raro atractivo que tenía.

Del director de G.I. Joe: La Venganza, Street Dance 2 3, y documentales de Justin Bieber, Jon Chu, no se propone ninguna novedad respecto a la anterior película de esta saga. Si saga, porque viendo el final se puede presuponer que habrá una tercera. Robos, trucos y repeticiones de villanos que hacen de este filme un producto pesado, cargante y para nada innovador.

Repecto al elenco, discreto. Jesse Eisenberg (Daniel Atlas) no acaba de encontrar su lugar en la pantalla, tapado en todo momento por los demás actores. Su perspicacia ya no le caracteriza y pasa a ser sujeto de bromas y hazmereír de los demás. Dave Franco (Jack Wilder) sigue siendo el guaperas que siempre tiene que sonreír y al que, por desgracia, siempre van hacia él los peores desenlaces. Woody Harrelson (Merritt McKinley), aunque bastante gracioso y chistoso, no deja de ser un personaje que le falta algo para llegar a destacar, pero que no pegaría de otra forma en el desarrollo del argumento. Mark Ruffalo (Dylan Rhodes) adquiere galones y toma el peso de la película, demostrando grandes dotes interpretativas y convirtiéndose en protagonista principal. El fichaje de Lizzy Caplan (Lula), aunque algo infantil, es un acierto al colocar ese punto que saca a todos de quicio pero que a la vez une a la gente. Que decir del magnífico Morgan Freeman (Thaddeus Bradley), todo un actorazo que demuestra su veteranía y tranquilidad, de acorde con su personaje. Y llegamos a lo que más me sorprendió. Daniel Radcliffe (Walter) en una peli de magos dónde lo que más odia es la magia. Al principio dudé de su actuación pero va evolucionando favorablemente y se gana poca admiración hacia esta producción.

Y ahora hablemos de cosas innecesarias. Lo es por ejemplo, una introducción basada en puntos de vista y perspectivas que narra las bases de la magia. Si, es cierto que crea cierto interés al ser engañada la mente, pero eso no aporta nada a la película. También lo es una interminable escena donde los personajes demuestran su habilidad con las manos y una carta. Y cuando digo interminable, es interminable. Además, los chistes fáciles que apenas levanta una ligera mueca de desagrado afligen aún más esta cinta.

Como conclusión decir que esta película podría haberse resuelto con un mayor éxito, pero la repetición de las mismas argucias para despertar el interés no ha tenido éxito. Puede resultar entretenido para fans de la magia callejera que vean esos programas de Discovery Max, pero para los que no lo sean, no intentéis encontrar fantasía, colorido ni magia en la pantalla. Bueno, magia literalmente si que hay, pero no una producción que llegue a hechizar, si no más bien una magia artificial.

Jorge Martínez

Jorge Martínez ha escrito 185 artículos en Ciempiés.

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