Festival de Sitges 2023 – Crítica de «Pobres criaturas (Poor Things)»

Nota:

Yorgos Lanthimos sin duda fue de los que mejor cayó de pie en la maquinaria de Hollywood y de la primera fila de festivales tras sus provocadoras propuestas en su Grecia natal, especialmente «Canino», sabiendo trasladar su personalidad fílmica a obras rodadas en inglés. Y que incluso le han permitido experimentar aún más en lo formal y en lo discursivo desde unos tonos en los que siempre la pátina de sátira y humor negro rodea a sus, muy a ratos, nihilistas personajes.

Ahora en «Pequeñas criaturas», el griego da otro salto de fe con su película más arriesgada, más surrealista y más deslenguada en una original revisión del mito de Frankenstein en clave feminista; explorando las etapas de la mujer y la propia conciencia de género y del viaje hacia su emancipación desde una criatura de Frankenstein encarnada por una mayúscula Emma Stone, en su rol más arriesgado como actriz hasta el momento; y que la coloca de nuevo en la terna final para el que podría ser su segundo oscar tras «La ciudad de las estrellas (La La Land)»; sin cortarse ni un pelo en improperios, diálogos sobre sexo y ocurrentes respuestas que tumban con enrome lucidez a sus partenaires hombres.

La influencia de la novela de Shelley también se imprime en lo estético, en un relato en todo momento que se ajusta a la irrealidad, a cierta construcción literaria y episódica, en el que juega con el blanco y negro para aportarle ese aire gótico y con un colorismo que aproxima la película al barroquismo de Terry Gilliam. En un filme que nos zarandea en su comienzo con su provocación, con sus alocados personajes y un punto de inicio que Lanthimos abraza con todas sus fuerzas y a pesar de las consecuencias de perder a un público que sólo piense en estar viendo un chiste malo. Una propuesta burda que pretende provocar desde sus situaciones y una propuesta estética en la que Lanthimos vuelve a jugar con deformaciones ópticas como el ojo de pez.

Lanthimos ofrece una de las películas más memorables del año; una de las más ácidas y feministas («Barbie» se queda corta en el grado discursivo y provocador que marcan Lanthimos y Stone) que de forma precisa nos ofrece uno de los viajes de personaje más inclasificables de los últimos años; acompañado por infalibles actores como Mark Ruffalo y Willem Dafoe. Una película que abraza al completo su incorrección, más incluso de lo que podríamos esperarnos, y que coloca a Lanthimos en la primera línea de los cineastas actuales. Una película imprescindible.

Jose Asensio

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