«Mechanic: Resurrection»; La peor resurrección desde la vista en Semana Santa

Nota:

Si ya tuvisteis suficiente con la primera parte de The Mechanic (2011), Jason Statham vuelve a la gran pantalla para haceros perder todavía más tiempo. Simon West aprendió la lección tras dirigir el primer despropósito protagonizado por Arthur Bishop y esta vez le ha querido dejar la enorme oportunidad de grabar a Dennis Gansel, el mismo director que una vez nos trajo la polémica cinta de La ola (2008). Recordemos que Statham se enfrenta a uno de los papeles que mejor interpreta, el de tipo duro que pelea y asesina sin despeinarse. Menudo chiste.

Esta vez Bishop se verá presionado a matar a los tres jefazos del mal de todo el mundo. El que controla África, el que aterroriza Latinoamérica (Tommy Lee Jones) y el que manda sobre Asia. El cuarto es el mismo que le encarga el trabajo y que controla el resto del mundo. Antes de nada he de deciros que mis ganas de escribir esta crítica son las mismas que las que he depositado en el visionado de la misma.

La historia amorosa entre Statham y el personaje de Jessica Alba es electrizante y totalmente original y creíble (espero que estéis notando el tono irónico). Una señorita indefensa y sexy que necesita la ayuda de un hombre fuerte y rudo para salvar a los niños del mundo. No es ninguna coña, esto pasa.

Las balas empiezan a volar a los cinco minutos de visionado y mi cara es la misma que la que pongo en clase de geografía. En este tipo de películas es imposible decir que el ritmo de la cinta es lento y tedioso. Los diálogos están porque han tenido que pagar a un guionista, si no hiciese falta echarían por tierra esa parte. Lo que no entiendo es dónde han metido el presupuesto de cuarenta millones de dólares a la hora de los efectos visuales porque, ya que no nos pueden sorprender con las palabras que nos dejen sin aliento con alguna que otra escena. Se lo habrán gastado entre tanta granada, porque es increíble que un ejercito entero de paramilitares sea eliminado a base de estos explosivos colocados estratégicamente. También supongo que los soldados en realidad no serán más que civiles armados porque es increíble que nadie, ni uno, le suponga el más mínimo problema para el protagonista. Excepto el malo final que al menos le supone unos treinta segundos de pelea.

Mi atención era tan intensa al principio de la película que ni si quiera había visto que Tommy Lee Jones pasaría a decepcionarme de tal manera. A la hora de ver a este grande del cine vestido con unas gafas del Party fiesta y girando sobre una ficha virtual que decía lo malo malísimo que era mi mano ha sentido la extrema necesidad de mirar cuánto tiempo le quedaba a esta película. ¿Tengo que hablar de los personajes? Espero que nadie crea que algo de esta cinta es salvable, porque si se pudiese le pondría nota negativa hasta a los animadores. Pero no es una película de animación, por desgracia. Si fuese así al menos podríamos borrar los metadatos de esta historia que suscita mi curiosidad al hacerme pensar si alguien, en todo este mundo sin gusto, es capaz de disfrutar con el visionado de esta cosa.

¿Queréis un resumen? Un largometraje que alarga la filmografía de Jason Statham. Es una película similar a Transporter o cualquier otra de este actor que haya grabado en los últimos años. Mucha bala, una chica con un buen culo que mostrar a cámara y Statham con cara de poder destruir el mundo con un chasquido. Noventa y nueve minutos de resoplidos y desesperación.

Javier Sólvez

Javier Sólvez López ha escrito 219 artículos en Ciempiés.

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