«La reina Victoria y Abdul»; una magnífica Judi Dench sostiene esta demasiado amable historia de amistad

Nota:

Frears presenta en La reina Victoria y Abdul un relato afable sobre la amistad y la convivencia entre diferentes culturas

Tras veinte años de su encarnación de la reina Victoria en Su majestad Mrs. Brown de John Madden, la gran Judi Dench encarna de nuevo a la monarca en sus últimas etapas dirigida por Stephen Frears; ofreciendo en La reina Victoria y Abdul una amable historia que se centra en la amistad que la anciana reina encontró en su nuevo criado hindú.

La cinta nos sitúa en la ceremonia de conmemoración de los 50 años del reinado de Victoria, mostrando la opulencia y ceremoniosidad de este tipo de eventos, frente a una reina aún en cama; gruñona y desencantada ya de todo. Esta situación se nos expone en paralelo a la vida de Abdul en Agraba y como de golpe se verá viajando a Inglaterra para presentarle a la reina una moneda conmemorativa de la colonia hindú. Tras el primer vistazo entre ellos, ya florecerá una amistad que irá a más; encontrando en Abdul la honestidad y amabilidad que no encuentra en su propia Casa Real y que le devolverá una vitalidad perdida. Esta relación no agradará a sus consejeros y familiares, buscando boicotear la posición cercana que Abdul ha encontrado al lado de la reina; floreciendo de ellos la parte más ruin, racista y egoísta.

Frears teje una historia amable y accesible, de dirección plana en comparación a trabajos más sólidos y profundos como los de The Queen o incluso Philomena; que evita profundizar en las situaciones socio políticas del momento y en las gestiones de la monarca, para buscar un relato afable sobre la amistad y la convivencia entre diferentes culturas y formas de ver la vida, que no resulta lo suficientemente ácida (aunque tenga algún momento cómico realmente conseguido) y simplifica el dibujo de sus personajes secundarios; salvándose de la quema gracias a una magnífica Judi Dench.

Jose Asensio

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