«The Titan»; Netflix vuelve a estrellarse desaprovechando su premisa hacia un plano y aburrido tono melodramático
Unos militares se prestan voluntarios a un experimento genético y de exploración espacial para viajar y vivir en la luna de Saturno llamada Titan para iniciar una nueva vida fuera de la Tierra
Rodada íntegramente en las islas Canarias y co-producida por España, Netflix presenta esta ambiciosa superproducción británica de ciencia ficción ofreciendo de nuevo una rotunda decepción al desaprovechar su premisa y elementos más interesantes al quedarse en un material poco interesante y aburrido, centrándose en terrenos habituales del sci-fi y en un fallido e insípido tono melodramático.
Unos militares se prestan voluntarios a un experimento genético y de exploración espacial para viajar y vivir en la luna de Saturno llamada Titan para iniciar una nueva vida fuera de la Tierra al estar asediada y explotada a causa de la sobrepoblación que hace inevitable la búsqueda de nuevos lugares en el enorme espacio. El teniente Rick Janssen se presta al experimento acompañado siempre por su esposa y su hijo; tras pasar parte del experimento y duras pruebas de resistencia su organismo y cuerpo comenzarán a cambiar y lo que era la salvación termina por parecer una amenaza.
Desde una interesante premisa que podía dar con fuerza e inteligencia para reflexiones sobre la genética o la evolución y adaptación; el debutante Lennart Ruff termina por mirar de cocer su relato de forma perezosa, primando la trama arquetípica melodramática que el protagonista tiene con su esposa e hijo y en una larga parte de pruebas y experimentaciones genéticas poco tensas e interesantes.
Cuando parece que todo empieza a cambiar de tornas y que la acción y una mayor evolución van a entrar en foco todo continua siendo insípido, sin insuflarle vida a un discurso pobre y unos personajes arquetípicos a los que la plana y deficiente actuación central de Sam Worthington no ayudan (con un maquillaje anfibio similar al llevado por Aura Garrido en la reciente La piel fría); añadiéndose a ello un Tom Wilkinson interpretando al clásico villano empresarial al que sus intereses y experimentos se tuercen. Sólo merece salvarse de la quema el buen trabajo dramático de Taylor Schilling como esposa y madre coraje y la breve presencia de actores de nuestro país como Nathalie Poza o Francesc Garrido.
Netflix vuelve a ofrecer una épica fallida, una cinta con envoltorio de superproducción que despilfarra su premisa y se queda en un rutinario atasco sin interés, cayendo en muchos de los arquetipos más melodramáticos del género fantástico en contra de un discurso más cercano y que permitiera reflexionar sobre la evolución o la genética. Un nuevo y sonoro fracaso de la plataforma.