«IO»; sci-fi reflexiva e intimista que podría haber dado más de si aunque nos presente un futuro apocalíptico ya visto
Margaret Qualley y Anthony Mackie hacen lo que pueden en una sci-fi funcional en sus reflexiones sobre nuestra supervivencia más allá de la Tierra, pero excesivamente rutinaria y cayendo en el cliché en sus partes más dramáticas
Tomando una visión más minimalista y filosófica del subgénero del futuro apocalíptico, IO resulta un filme interesante en su discurso y reflexiones que saca al espectador, aunque no termine de cuajar como conjunto al resultar demasiado rutinaria en su intimismo y sin llegar a algo especialmente profundo en su conclusión.
Una Tierra post-apocalíptica rodea la existencia y supervivencia de Sam (Margaret Qualley), una adolescente hija de un brillante científico que teorizó sobre mantenerse en el planeta y en la adaptación natural de nuestro planeta vital mientras que la mayoría de la población ha creado una nueva civilización en una Luna de Júpiter. A sólo pocos días del despegue del transbordador final, Sam debe decidir si viaja al nuevo planeta y hogar o mantenerse en la Tierra con sus investigaciones y seguir sobreviviendo en su único hogar conocido.
Sin ofrecer nada nuevo en su presentación del apocalíptico mundo futuro, Jonathan Helpert ofrece aún así un mundo interesante y que con facilidad permite las siempre interesantes reflexiones sobre la condición humana. Cae de forma habitual en el cliché y resulta plana y poco memorable en sus conclusiones. Sin saber aprovechar tampoco a sus protagonistas, Margaret Qualley y Anthony Mackie.
Poco trascendente en conjunto dentro del género y su mirada íntima de un ya visto futuro apocalíptico, IO al menos funciona al ser mínimamente atractiva en lo visual, sonoro y reflexivo.