53 Festival de Sitges 2020 – Crítica de «La vampira de Barcelona»
Como el propio director Lluís Danés comentaba en su rueda de prensa: “a toda ciudad le gusta tener su propio Jack el Destripador”. En esta traslación de un hombre del saco real (aparentemente) Enriqueta Martí, más conocida como La vampira de Barcelona lo sería de la capital catalana. Personaje bastante popular que vivió en los inicios del siglo XX para los amantes del misterio y para muchos catalanes, Danés decide ofrecer una valiente reconstrucción en la que brinda a Enriqueta el beneficio de la duda, y la pone como una “cabeza de turco” para tapar los vicios y corrupciones de los poderosos.
La historia se narra desde la investigación de un periodista, Sebastià Comas (Roger Casamajor) que se sumerge en los submundos del Rabal, llenos de burdeles y callejuelas, para intentar destapar la extraña desaparición de unos cuantos niños. En ese submundo, se percatará de que grandes figuras de la empresa y la política, y la propia policía parece estar tranquila tras haber detenido a una solitaria mujer Enriqueta, que trataba con las prostitutas haciendo ungüentos y otros cuidados.
El hasta ahora más conocido como escenógrafo teatral y en espectáculos Lluís Danès se encarga de su primer largometraje para cines (había realizado anteriormente un documental y un telefilm para la televisión catalana); y quizás esa decisión se haya dado por esa capacidad de e scenógrafo. A causa de la falta de recursos de producción, Danès se decide por una puesta en escena teatral en la que el juego de colores, escenarios y luces permite reconstruir la sucia realidad de la Barcelona de primeros de siglo. Un arte que conecta con lo pictórico, teatral y con un primer cine en una experimentación que recuerda al de Francis Ford Coppola en su Drácula (1992), y que remite fuertemente al expresionismo alemán de Fritz Lang o de El gabinete del Doctor Caligari de Robert Wiene (leit motiv por su centenario de esta edición del festival).
Una apuesta valiente y arriesgada que aún así se queda corta en posibilidades y no saca el máximo partido a una historia con claros ecos a la actualidad (la pederastia, la influencia del poder y la histeria mediática). Aún así, La vampira de Barcelona funciona por un académico guion que cuida a sus personajes y un reparto de renombre en el que brillan sus actrices: Bruna Cusí, Núria Prims y Nora Navas; esta última como perfecta Enriqueta Martí.