53 Festival de Sitges 2020 – Crítica de «Becky»
Los niños (o púberes) siempre sirven de detonante de la violencia en el cine de Jonathan Milott y Cary Murnion. Esto encuentra un plano mucho más maduro y ambiguo en Becky, su nuevo largometraje que ha generado sonoros aplausos en el festival.
Becky va a pasar un fin de semana en la casa del lago junto a su padre. Aún dolida por el fallecimiento de su madre, no acepta el paso adelante de su padre teniendo una relación con otra mujer. Junto a ella y su hijo buscan asentar la relación; pero un grupo de convictos fugados asediaran la casa y sus vidas en busca de un tesoro que les obsesiona.
Los directores de la divertida Dulces criaturas saben llevar a un grado más violento y adulto lo que parece otro sucedáneo de Solo en casa. La fuerza y carisma de su protagonista Lulu Wilson – vista más pequeña en cintas de terror como Annabelle: Creation y Ouija: El origen del mal – es el alma de un divertimento que, sin salirse de cierto dibujo tópico en sus villanos, sabe funcionar en su conjunto. A destacar su atrevida y gris reflexión sobre el peso de la violencia y el ver al actor cómico Kevin James en un eficaz registro serio.