«The end of the f***ing world»; la incomprensión adolescente siempre lleva a lugares al límite de la ley

Nota:
El torbellino de locura basado en el cómic de Charles Forsman nos lleva a una libertad con la que todos hemos soñado en nuestra adolescencia

Si su catálogo ya era aclamado por sus incontables éxitos, Netflix lo ha vuelto a hacer. Muchos han sido los títulos de series que nos enamoraron en 2017, como Por 13 razonesThe Sinner, The Defenders Una serie de catastróficas desdichas. Pues el 2018 no iba a ser menos. A pocos días de haber comenzado el nuevo año nos trae esta macarrada.

Esta adaptación de la novela gráfica homónima de Charles Forsman nos presenta a James y Alyssa. Estos dos adolescentes protagonizan una historia donde el chico conoce a chica queda atrás. Ambos, con sus peculiaridades (uno un psicópata, otra una rebelde algo ninfómana) deciden marcharse de casa y emprender una aventura. Dicho viaje les llevará por situaciones que pondrán a prueba su ansiada libertad llevándoles a tomar decisiones erróneas.

Recordando en numerosas ocasiones a Bony and Clyde, nos encontramos esta vez en los suburbios de las zonas rurales inglesas. Dos personajes se lanzan a la carretera al margen de la ley. En muchos momentos, no encontramos esa esencia inglesa que puede llegar a protagonizar otras series puramente británicas, como Peaky Blinders Dirk Gently. Muchos de los escenarios, luces y situaciones llaman más a una producción americana. Sin embargo, siempre hay momentos geográficos, históricos y cotidianos para recordarnos donde nos encontramos.

Lo guay ahora es ser un incomprendido

En otra época los protagonistas del género adolescente eran los más populares, seductores o mejores deportistas del instituto. Sin embargo estamos abocando a una nueva ventana. Ahora lo guay es ser el ‘rarito’ y solitario. Y esto nos gusta. En esta ocasión no es menos. En The end of the f***ing world dos personajes que no encajan y que difieren mucho entre sí se unen por una razón sin importancia. No obstante, esto les lleva a hacerse mucho más cercanos. El fin de uno es el principio del otro y viceversa. La complementación entre ambas personalidades es el culmen de la serie.

Esto, unido al humor negro y al lenguaje obsceno, hacen que no sea una serie de adolescentes normal. Se busca algo más, proponiendo una producción cruda, gamberra y realista como ninguna pero sin hacer daño en absoluto. En ningún momento se llega a aborrecer.

 

Esto también es conseguido gracias a su corta duración. 8 capítulos de 20 minutos cada uno. Una estrategia estructural más que perfecta. Junto a su gran atractivo, esta serie es de esas que te sientas a ver por curiosidad y antes que te des cuenta la has terminado. Repito, 8 capítulos de 20 minutos de una serie jodidamente buena. Esperemos una segunda temporada.

Dos actores tocados por una varita

Nos referiremos a los dos protagonistas, pues ambos ocupan casi la totalidad del tiempo en pantalla. Alex Lawther (James) nos ofrece una plana aunque eficaz transformación en el callado, tímido y marginado de la clase. Tras su aparición en The imitation game, este podría considerarse su gran éxito. Una muy creíble actuación lo corrobora y nos lleva a confraternizar con él, aunque su lado oscuro de bastante miedo. Por su parte, Jessica Barden (Alyssa) enamora y erotiza la pantalla de forma recurrente, lo que nos hace pensar si tenemos pensamientos demasiado impuros. Ahora bien, en algunas ocasiones sus diálogos no concuerdan con sus expresiones faciales, que parecen algo forzadas. Por último, nombrar también a Gemma Whelan (detective Eunice), que no tiene un gran papel, pero que es conocida por interpretar a Yara Greyjoy en Juego de Tronos.

De este modo se nos presenta The end of the f***ing world, serie británica de la que todo el mundo habla, y con razón. Se ve del tirón, es muy entretenida y consolida a los adolescentes marginados como protagonistas. En este 2018, Netflix llega pisando fuerte. Esperemos que se mantenga en esta línea, aunque sabemos que es complicado. Al igual esperamos una segunda temporada, aunque también es complicado.

Jorge Martínez

Jorge Martínez ha escrito 185 artículos en Ciempiés.

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