«Titane»; la mujer de acero

Nota:

Julia Ducournau se puso en la palestra del cine de género de un bocado (nunca mejor dicho) con Crudo en 2016. Filme con el que provocó desmayos en Cannes y se alzó como la película con mayor número de premios del palmarés del festival de Sitges en ese mismo año; ganando entre otros el de Mejor Dirección Novel.

El paso difícil para muchos directores es la confirmación, la segunda película. Con la que ya tienen una enorme expectación a sus espaldas – en esta misma edición tenemos algunos ejemplos de ello, como Neill Blomkamp (District 9) – además de la mirada de cinéfilos y críticos a la hora de empezar a analizar con más tiento la personalidad de ese (o esa) cineasta. Todo está de cara para que Ducournau triunfe tras ganar la Palma de Oro (segunda mujer en toda la historia del festival en conseguirlo); pero el otro gran mérito es hacerlo con una película que de forma tan chocante y desbocada apuesta por el género que tiene como testigos a maestros como David Cronenberg.

Y se puede confirmar en Titane el nacimiento de una de las voces más singulares de nuestro tiempo. Una autora absoluta que, sin caer en territorio conocido, mantiene grandes temáticas con las que reflexionar mientras sus escenas se hacen chocantes e imprevisibles, como el vía crucis que atravesaran los personajes.

El cine de Ducournau resulta fácil de etiquetar en el body horror, ya que sus películas siempre inquietan por las transformaciones y los dolores que el cuerpo de sus personajes sufren. Pero todo ello tiene una dimensión más emocional y espiritual. El epicentro del cine de Ducournau se construye a partir de personajes devastados y superados por los cambios que su cuerpo sufre, especialmente siempre el femenino y la forma de llegar a una revelación o aceptación que les de paz.  La búsqueda de la identidad más allá de etiquetas como queer; que no encajaría realmente en este caso.

Ese tema se ve revelado también en Titane. Una película perturbadora, incómoda ante la sensación de chocantes momentos de violencia, sexo y perversión que más allá de su elemento provocador (menos gratuito de lo que aparenta) ofrece un relato de perdón y de aceptación entre dos personas que llega a aproximarse al éxtasis bíblico. Dos individuos entregados al universo de la directora francesa que no sería lo mismo sin el portentoso trabajo de la desconocida Agathe Rousselle – que sabe crear la androginia que el personaje requiere – y del enorme Vincent Lindon y de una puesta en escena de primer nivel que construye sólidos planos secuencia e imágenes icónicas que se quedan en nuestra retina.

 

Jose Asensio

Jose Asensio ha escrito 532 artículos en Ciempiés.

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