«Por 13 razones; II temporada»; manteniendo el nivel de incertidumbre para no olvidar la dureza de la realidad

Nota:
Segunda temporada de la mundialmente famosa serie, donde Clay, Justin, Jessica, Bryse, Zack, Alex y compañía se verán contra la pared en un juicio sobre lo sucedido con Hannah

Con su primera temporada Por 13 razones obtuvo un gran éxito. Su cruda pero realista trama que aborda un tema tan peliagudo como las violaciones y bullying escolar le consiguieron un gran renombre. Netflix vuelve a apostar por esta serie como crítica social. Incluso, en la propia serie, se anuncia la página 13reasonswhy.info, donde personas con problemas pueden acudir en busca de consejos. 

Tras las 13 cintas que Hannah Baker dejó tras su suicidio, nos encontramos que ahora aparecen polaroids. En estas se muestran mensajes de que Hannah no fue la única. Nos entrometemos así en un caso judicial donde se enfrentan la familia de la chica contra el instituto por su negativa a ayudar. De esta manera miraremos desde los distintos puntos de vista de los protagonistas sobre el bullying y el acoso tanto verbal como sexual en el instituto Liberty. Clay, atormentado aún por la muerte de su amiga, deberá mover ficha para que se haga justicia.

El tema primordial que aborda la serie sigue siendo el acoso y la violación. Escenas duras, que pueden dañar la sensibilidad y que, desgraciadamente, se dan en la sociedad juvenil. Por 13 razones avisa de que puede ser dura a su inicio y que si se sufre de alguno de los ámbitos que aborda, se vea acompañada por algún adulto. Lo que intenta mostrar es una clara crítica a la vez que busca una salida para aquellos que se encuentren en la misma situación. Cierto que esta serie entretiene, no debe tomarse como tal, sino como una bofetada para abrir los ojos de los más jóvenes. Y de los no tan jóvenes.

Del delito al juicio

En esta ocasión, el daño está hecho. Nos encontramos ahora en los momentos en los que se juzga a los implicados. Sin embargo, se siguen descubriendo misterios sobre Hannah Baker y su fugaz paso por el Liberty. Los testimonios de los jóvenes, las distintas etapas por las que pasan y misteriosas coacciones reavivan la intensidad y tensión predecesora de la primera temporada. La incertidumbre es la mayor protagonista en el argumento y, aunque se atisben indicios del desenlace, las diferentes sucesiones de acontecimientos no dejan indiferente.

Aunque no es oro todo lo que reluce. Muchos de los puntos primordiales quedan inconexos y son descartados cuando creíamos que era algo muy importante. Te vas con una sensación agridulce preguntándote ¿qué paso con…? ¿Dónde han acabado…? ¿Quién es…? Todo esto es tirado a la basura y centrados en más problemas visibles en los institutos que, aunque también haya que darles vista, se vuelve una bola que ya no sabes por donde coger.

El final es lo que más desentona. Por una parte por el resultado inesperado del juicio. Pero, y sobre todo, por los momentos finales. Es cierto que todo queda más bonito y es un alivio, pero de ninguna manera es realista. Eso no pasa en Estados Unidos. Pero claro, hay que seguir con la serie y seguramente esperemos otra temporada. No obstante, parece que ya lo están queriendo alargar buscando mayor beneficio económico y no tan ético.

Jorge Martínez

Jorge Martínez ha escrito 185 artículos en Ciempiés.

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