«Mula»; el viaje de regreso de Eastwood
Aprovechando su 90 cumpleaños, os dejamos el análisis de la penúltima película como director de Clint Eastwood y última como actor
Esperado siempre por la cinefilia, la nueva película de Clint Eastwood suponía un extra de expectación por su regreso como actor tras su retirada hace una década en la maravillosa Gran Torino (ambos personajes veteranos de la guerra de Corea) y por las esperanzas de volver a ver al mejor Eastwood tras varios filmes menores y el desastre que supuso 15:17 Tren a París. El mítico actor y director estadounidense recupera su sensibilidad y pulso en lo dramático, aunque sea un producto que no llegue a la excelencia esperada.
Inspirada en un artículo real publicado en el New York Times Magazine sobre un octogenario anciano llamado Leo Sharp, que transportó centenares de gramos de droga a Illinois para el Cártel de Sinaloa. Eastwood encarna a este curioso individuo (cambiándole el nombre por Earl Stone) tomando muchas de las características habituales de los personajes que Eastwood ha encarnado y un individuo que primó lo profesional ante lo familiar.
Frente a las deudas y el aviso de ejecución hipotecaria de su casa decide aceptar el encargo de ser transportista para un grupo de narcotráfico con el que llevar kilos de droga de El Paso hasta Illinois. Un oficio al que se adapta con facilidad al no inmiscuirse en exceso y le sirve para tapar agujeros económicos tanto para él como para gente cercana. La cosa se complicará cuando el liderazgo del grupo cambie y haya un estricto control en la organización mientras un grupo de la DEA (Bradley Cooper, Michael Peña y Laurence Fishburne) busca darles caza.
A partir de este relato basado en hechos reales, Eastwood lo traslada a la ficción ofreciendo una mezcla de honesta comedia, thriller policíaco y melodrama familiar desde la figura del veterano Earl Stone. Recuperando su sobriedad y ágil narración, Eastwood deja un filme algo rancio y superficial en su retrato del narcotráfico y del choque generacional; en sus momentos de mayor comedia y ligereza; pero que alza el vuelo con maestría en su tramo final.
Cuando el drama familiar y temas como la redención, la culpa y la justicia entran en el foco principal Eastwood vuelve a mostrar su gran talento para el melodrama y para encarnar personajes que representen ese poso. Lo pero es que su tono simplista en ciertos aspectos y el poco peso de grandes intérpretes en el film – Michael Peña, Laurence Fishburne o la joven Taissa Farmiga – no se olvidan: resultando un filme poco memorable dentro de su extensa filmografía pero que nos recupera el tono y talento del Eastwood cineasta, en especial en el drama familiar y en las escenas que comparte junto a una magnífica Dianne Wiest.