Hay muchos nombres tras Antlers: Criatura oscura. Basada en un relato corto de Nick Antosca, que participa en el proceso de adaptación, producida por el maestro del fantástico Guillermo del Toro y con Scott Cooper – director que merece más atención tras las notables Black Mass y Hostiles – tras las cámaras. Una alineación de genios creativos que no acaba de rematar en un cuento de terror de gris atmósfera, pero poco inquietante.
En Antlers, una pequeña ciudad del Estado de Oregon, una profesora (Keri Russell) empieza a interesarse por la vida de un misterioso y solitario alumno que tiene en clase. Junto a su hermano (Jesse Plemons), el sheriff de la localidad, acaban por descubrir un terrible secreto con el que el pequeño debe lidiar en su hogar.
Hay algo evidentemente problemático en Antlers; y es principalmente que dejará muy frío a quienes busquen una cinta de terror efectiva y llena de sustos. Esto, a priori, no tiene porque ser negativo pero es evidente que la película juega en un target muy distinto al que su producto nos prometía.
El sello de Del Toro no acaba de notarse como en otras donde también ha aparecido como productor (Historias de miedo para contar en la oscuridad) y quien acaba por transmitir personalidad es su director, Scott Cooper, que al igual que en sus filmes anteriores, prima con buena mano el dibujo dramático de los personajes (el peso de la familia y el pasado) por encima del espectáculo y del fantástico. Aportando un fondo interesante a una película funcional dentro del mainstream del terror USA y que no destacará sobre otras obras mucho más lúdicas.